Realmente no entiendo los festejos políticos…
El lunes, horas después de haber sido enunciados los resultados de las elecciones primarias, me encontraba trabajando ante la computadora del sector de social de la empresa. Pensamiento aparte es el hecho que este es uno de los tres o cuatro momentos que mis reflexiones llegan a mas profundidad que en cualquier otro. En la tv ubicada en lo alto emitían el festejo que se realizo en la plaza central de la ciudad por el triunfo de la actual (y seguro, la siguiente) presidenta. Un grupo de personas -todos mayores de cuarenta- saltando, gritando y hasta llorando por la permanencia laboral de otra persona. ¿Qué festejan? ¿De dónde sale tanta alegría?
Muchos querrán quemarme en la hoguera por estas palabras, pero son ciertas. Entiendo que sigue el proyecto o en otras elecciones, cambia. Pero no llego a entender del todo bien donde está el motivo que impulsa a uno, ya mayor, con hijos y una reputación, en caer en el desenfreno y éxtasis casi futbolero. Tome la lapicera de nuevo y seguí rellanando la planilla que tenia frente a mis ojos mientras seguía resonando en mis oídos un clásico cantito de cancha, pero con la letra adaptada.
Yo soy muy ingenuo cuando quiero y comprendo perfectamente las razones que lleva a estas conglomeraciones de felicidad aparente. Enumero:
- Continuidad en el propio puesto laboral ya que el triunfo es del partido que me beneficia
- Posibilidad de tener ganancias y/o ventajas.
- Alegría y contento porque una ideología que comparto triunfe en el cumulo popular (muy raro)
- Me siento solo y por eso me voy a festejar con los muchachos.
Sea la opción que sea, los festejos políticos tienen para mí la misma valoración que el novio de tu hermana tenga un acenso en su trabajo. Te pones contento porque lo conoces, pero no te cambia la vida…
Cuando ya la idea iba perdiendo gracia en mi cerebro, Cococho apareció por la tv y ya el tema central paso a ser cuando se iba ir este frio de mierda.
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