miércoles, 24 de agosto de 2011

(Mi Mundo Paralelo) Tras una buena accion...


Intente hacer una buena acción...

Viernes pasado, transfiero unos archivos en la computadora nueva de la parte de social de la empresa gracias a mi pendrive (herramienta indispensable para cualquier informático). El experimento que intentaba llevar a cabo no funciono del todo bien forzándome a darme por vencido. El día siguió normalmente como toda previa al fin de semana de una persona con una vida plana y vacía de emoción, y así llego el domingo. Tratando de pasar la segunda película de Naruto para ver con mis hermanas me doy cuenta (o caigo) que no tenia el pendrive. Busque por todos lados que habitúo guardarlo, pero nada. Cambie de estrategia y me puse a buscarlo en los lugares donde podría llegar a caerse o esconderse si de golpe le crecieran patas y tratara de escapar. No voy a aclarar que tampoco tuve suerte. Es más que obvio.


El lunes (feriado) mi mente repasaba todos los lugares donde estuve con el pendrive y/o lo había usado o no. Tipo una ingeniera inversa de mis últimos días. Repase todo esos lugares y, nuevamente, fracase. Me había dado por vencido y ya mi presupuesto se veía disminuido por un gasto inesperado. Lo que mas me dolía era el cariño que le tenía a ese aparatito que, seguro, estaba en las manos de otra persona que no se lo merecía (luego supe que no me había equivocado tanto).

El martes caigo al trabajo, con una cara de feliz cumpleaños, y pregunto con inocencia si alguien había visto un pendrive de tales características. Me dicen que (chan, chan) SI lo habían encontrado y que estaba en posesión de la jefa de personal. Una gota de acido sulfúrico cayo de repente en mi perturbado estomago. “Buenas y malas noticias, Alfred”, dijo Batman cuando destruyeron la mansión Wayne. La llamo por teléfono y me promete devolvérmelo al día después.

Ya en tiempo presente, llego a mi lugar de trabajo (otra vez con cara de feliz cumpleaños) y lo que me sucede es distinto a lo que preveía. La jefa de personal me re-contra caga a pedo. Su planteo consistía en que yo no tenia permitido realizar tareas de computación y/o programación, de la cual yo soy profesional en eso, sin la autorización de alguien de la comisión directiva, la presidencia de la nación o dios. Acepte todo como niño bueno, porque en lo esencial algo de razón tenia, y me retire a trabajar con mi amado pendrive colgado alrededor de mi cuello.

En resumen: trato de ser de ayuda en el trabajo, pierdo el pendrive, lo recupero, me retan por ser bueno y eficiente, fin. Conclusión, en este mundo ser bueno, a veces, te perjudica de maneras inexplicables.

- Te pido que te abstengas de traer el pendrive –dijo mientras yo ponía una cara de “No entiendo nada”.

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