viernes, 17 de febrero de 2012

(Mi Mundo Paralelo) Vos estas confusa con mi voz




Ring, ring…-cantaba Mika. 

Mucho tiempo ha pasado desde la última crónica en esta sección titulada ‘mi mundo paralelo’ y ahora regreso con esta pequeña anécdota que ya se ha repetido varias veces en los últimos meses.

(Antes un previously) Este año 2012 comenzó sorprendiéndome con un pequeño puesto en la empresa, que antes trabajaba, en los meses de Enero y Febrero para cubrir vacaciones. Estas semanas me ha visto en la postura de atender a un sector de la sociedad que tiene especial atención a sus parientes fallecidos y, en particular, al aposento que los retendrá (irónica palabra) durante su eterno descanso (aunque muy eterno no son, porque los contratos son de máx. de 30 años). Estas personas son bastante susceptibles e irritables, no todos pero la gran mayoría), y aunque el promedio de edad supere los 60 años, pocos muestran el ejemplo (dada sus bastas experiencias y conocimientos) a seguir por nosotros los jóvenes. Sobra decir que he participado en algunas discusiones bastante fuertes llegando a casi cruzar el límite del insulto (hacia mi). Dejando un lado todo esto, a lo que venia era a una situación que me sucede 9 de cada 10 veces, que me saca de quicio y quedo un rato pensando, entre la gracia y la duda.

El sonido, nostálgicamente clásico, del teléfono fijo de la oficina de atención al público se escucho repetidamente. Hablar por celular o teléfono nunca fue una actividad que realizo del todo bien, al contrario, generalmente me sale la voz entrecortada y dejo varios silencios incómodos. Por esto atender el llamado, y con el escaso conocimiento de las actividades de la empresa que poseía, no iba a ser tan fácil. Me cargue de valor y me arroje a la pileta. Tome el tubo con determinación, lo lleve hacia mi oreja derecha y conteste:

//Los nombres tantos de la empresa como de los clientes están cambiados por que después no quiero que me vengan con quejas.

- Umbrella Company. 
- Buenas tardes, estoy hablando con Umbrella? 
- Si señora. – respondí mientras me sentaba frente a la computadora. 
- Mire soy socia de la empresa y quería preguntarle algo sobre un nicho que tengo. Si usted señorita es tan amable en buscar….-

Siguió hablando, evidentemente, porque no había sucedido nada extraño. Error. SEÑORITA!!??. La socia se creyó que el bello y juvenil interlocutor era una mujer (aunque le pego con la edad). Me quede con cara de WTF durante unos segundos antes de aclararle a la señora, con toda la amabilidad del mundo, que estaba hablando con un hombre. Ella tartamudeo y, luego de una ligera disculpa, siguió con sus intenciones.

Análisis de la situación. (a) La socia puede ser un poco sorda. (b) El teléfono que uso distorsiona la voz que trasmite (c) Tengo voz de chica y nadie me dijo antes. (d) Dios existe y me esta jugando una broma

Seguro es la opción A, pienso minutos antes de recibir otra (y otra, y otra) llamada y que me llamen con ese mismo calificativo (el género es sagrado). Entonces me he prometido que la próxima conversación por teléfono que caigan en tal (catastrófico) error va continuar de la siguiente forma:

- Señorita me puede dar información de una deuda que tengo. –Me dice una mujer con vos de tener fama y fortuna, pero solo en su mente, ya que en la realidad vive de la herencia de su difunto esposo. 
- Bueno SEÑOR, me puede decir su nombre?

Touche.

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